El “gesto para los otros” fue solicitado por Monseñor Andres Stanovnik en la misa de vigilia y además expresó que es necesario “correr la piedra de la indiferencia”. El mensaje no cae en todos los ámbitos que la propia Iglesia Católica Apostólica y Romana posee.

Muy por el contrario la avaricia gana terreno en las acciones, por sobre las palabras, fundamentalmente en los colegios que son administrados por el Arzobispado de Corrientes.

De hecho el 19 de marzo pasado se conoció la resolución ministerial número 0094 que establecía como tope un aumento en las cuotas de los colegios de hasta un 35% durante este año.

Un caso palpable de “falta de solidaridad” se tornó real en el colegio Sagrado Corazón, dependiente del Instituto Monseñor Robeneau administrado por el Arzobispado, que estableció un aumento de hasta un 50 por ciento en sus cuotas.

El incremento feroz llegó camuflado en la modalidad dos cuotas partidas en 25% por ciento ahora y el resto tras las vacaciones de invierno. 

En la primer quincena de marzo el Ministerio de Educación precisó una tabla en la que se dispusieron los valores máximos a los que puede llegar un colegio, dependiendo del porcentaje de aporte estatal que reciban.

En ese sentido, la cuota máxima para un jardín de infantes con 100% de subvención estatal no puede superar los $4.385,75, mientras que el importe para las que tienen un 40% de aportes podrá trepar hasta los $7.739,55. En el caso de la primaria, los valores oscilan entre los $5 mil y los $9 mil, para la secundaria será entre $6 mil y $11 mil y para el nivel superior, entre $6 mil y $12 mil.

Al bolsillo flaco del tutor golpeado por la economía, sin un sueldo fijo siendo hasta cuenta propista para llevar el pan a su casa en un país en plena pandemia, se le suma la falta de empatía y “solidaridad” que tanto se predica.

El que busque inclusión mediante la educación, deberá tener plata a como de lugar y el que no posea dinero seguirá condenado en la ignorancia de creer en las palabras que no son acompañadas por las acciones. Señor perdónalo, saben lo que hacen. 

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