La interna de Alberto Castro con Carlos Irigoyen por los activos de la cadena de Supermercados Supermax, podría destapar la olla de una de las cuevas financieras más ocultas de Corrientes impulsada por lo peor de la banda kirchnerista en Corrientes con la Caja Municipal de Préstamos.

La firma soportó su mayor cimbronazo semanas atrás, cuando el mayor de los hermanos del grupo que controla los fármacos en Corrientes, decidió revocarle el poder en la gerencia general al otrora abogado del Banco de Corrientes.

Si bien la sociedad es 50 y 50, Castro es propietario de una buena cantidad de los predios donde funcionan los supermercados, mientras que los restantes son alquilados. Asimismo es dueño de la marca Supermax, algo que lo ubica con ventaja en cualquier negociación de venta o transferencia del paquete accionario.

Para Castro la historia sería diferente. Hasta donde se pudo husmear, el empresario farmacéutico de un tiempo a esta parte ya no soportaba los negocios paralelos de su socio con las primeras marcas de comestibles, como también, que un porcentaje de la renta, sea destinado a la timba en la unidad de préstamos de la comuna capitalina.

Allí no solo Irigoyen tenía colocado buenos volúmenes de dinero. Los comentarios apuntan a personas vinculadas al presidente de la entidad crediticia correntina, quienes oficiarían de testaferros, como también al llamado jeque de Corrientes, Juan Carlos Romero, el zar del transporte urbano, como destacados aportadores a las finanzas del municipio de Corrientes.

La lista de los inversores de la Caja Municipal de Préstamos, siempre estuvo guardada bajo siete llaves, protegida como si fuera la fórmula de la Coca Cola. Durante la administración de Fabián Ríos, algunos de los concejales del justicialismo, y más aún luego de la derrota electoral de junio de 2017, quisieron hacerse de los nombres, pero no pudieron lograrlo.

Inclusive, hubo la intención de promover una denuncia penal con la llegada de Eduardo Tassano a la intendencia, idea que con los meses se fue diluyendo. Si se tiene en cuenta que la deuda es millonaria, y que los acreedores son empresarios que siempre estuvieron ligados al poder de turno, los tentáculos de una justicia FEUDAL dependiente del actual enclave político, jamás podría meter sus narices.

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