Envalentonado en la recaudación millonaria de cada fin de semana con los secuestros de vehículo en cada operativo vial (pactado con los propietarios de boliches y organizadores de fiestas), desde la Dirección de Tránsito Municipal no tienen pensado aún desarrollar una campaña de concientización.

Para Ricardo García, el Director de Tránsito municipal, que también es Director del Cuerpo de Agentes de Tránsito, Director General de Operaciones y Director General de Protección Civil y Gestión de Riesgos según reza su perfil oficial de red social, los días lunes son el regocijo en sus varios roles.

Es que allí reúne a todo "su cuerpo" y "toma nota individual" a cada uno de los inspectores de tránsito que operó durante el fin de semana de secuestros. No está confirmado pero a secreto de voces se especula que allí reparte "premios y castigos" según la cantidad de secuestros de vehículos que cada agente perpetró.

A ciencia cierta no se conoce cuánto del presupuesto municipal es destinado para publicidad y propaganda, como tampoco existe una campaña destinada a alertar, concientizar y educar al automovilista respecto a conducir bajo situaciones tóxicas.

Entre semana podría desarrollarse una fuerte acción tendiente a advertir y educar al automovilista, pero da la sensación que quien mucho abarca poco aprieta y no queda espacio para avanzar en algo tan sencillo que ayudaría a disminuir las infracciones millonarias los sábados y domingos.

Durante los fines de semana los vehículos por alcoholemia no pueden ser recuperados hasta el día hábil que se designa un Juez de falta y quien finalmente decide la suerte del conductor que desde el primer momento del operativo ya es declarado culpable y tratado como un vil delincuente que pierde todos sus derechos como ciudadano y como contribuyente.

Los agentes de Tránsito, en su mayoría, obran mal dispuestos, poco empáticos y abusan de su poder ante la circunstancia que parece desfavorable para el conductor.

Quienes ofician de "inspectores" (no todos) desnudan su falta de capacidad, de formación y de educación. Usan ese momento para desprender la soberbia del mediocre que cree haber llegado a la cima en la escala de sus propias limitaciones.

Por ahora los millones que ingresan a las arcas municipales significan una "buena gestión" que  no merece prevenir antes que curar.

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