Se trata del ignoto desconocido Jorge Romero. Uno de los tantos hijos fruto del matrimonio entre el extinto caudillo justicialista Julio Romero y Ema Tacta. Dicen que llegó a ocupar una banca como Legislador provincial en Corrientes. No se le conoce proyecto alguno que haya aportado en beneficio de la provincia. Llegó a diputado, como en toda provincia feudal, por acomodo de su padre. No por mérito.
Formó parte de la cofradía que DESgobernó Corrientes como una estancia de miles de hectáreas. Los patrones fueron ellos. El resto, peones de campo que debieron estar al servicio. Romero, Romero Feris, Romero Brisco son apellidos emparentados con la corporación, la asociación ilícita y el tomar al estado como cosa propia.
El “monumento a Don nadie” fue emplazado por iniciativa de los peronchos de Corrientes, que a falta de líderes y estadistas, tomaron un desconocido por ser hijo de y lo emplazaron en la Costanera Sur bajo una cúpula cual inmaculado.
Un relato hueco, vacío sin sustento y con pies de barro que fácilmente pierde el equilibrio. O en este caso la cabeza.
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