Desde inmemoriales tiempos pesa sobre el Honorable Concejo Deliberante de la capital correntina el pago de coimas por parte del monopolio ERSA, cada vez que Juan Carlos Romero pretendía aumentar el costo del boleto urbano.

Se necesita ordenar un nuevo pliego. Listo para empresarios honestos y con capacidad de gestión. Ahora solo depende del oficialismo pone en agenda la discusión. Es ya insostenible que el monopolio tome de rehén a los usuarios y a los choferes. Ya no se puede esperar bajo la lluvia unidades que llegan con retraso. Es insólito que en esta región calurosa del país ascender a micros sin aire acondicionado o calefacción. Llegó el momento de decir basta? 

Nunca el cuerpo deliberativo de Corrientes logró sacarse semejante mochila que el imaginario popular reflota cada vez que se pone arriba de la mesa una discusión de aumento del boleto. Desde viejos conocidos a nuevos candidatos a la fama, los Concejales saben que “las coimas de ERSA” son un tabú y eligen no mencionar la palabra cohecho.

Es evidente que tras la caída del kirchnerato en el país, el funcionamiento de monopolios empresariales es cada vez más complejo. Fundamentalmente para aquellos que nacieron, se desarrollaron y se hicieron fuerte bajo ese esquema de coimas entre funcionarios nacionales dispuestos al juego corrupto.

Millones de pesos de todos los contribuyentes engrosaron la fortuna personal de Juan Carlos Romero que diariamente (solo una parte mínima) ostenta en autos de lujos y alta gama estacionados en la vereda de su casa frente al diario Época por calle Irigoyen.

ERSA es una clara muestra hoy de un grupo débil que no sabe cómo gestionar sin la asistencia de “la teta del estado”. Se acabaron los subsidios millonarios sin control y desde ese momento empezaron los problemas para afrontar lo básico y primordial. No paga el salario a sus choferes.

Juan Carlos Romero alias “el mono”, quien aparece como propietario del monopolio, sin embargo no la sufre y por el contrario ostenta sus millones proveniente de lo oscuro.

La mayoría conseguida por el oficialismo en el Concejo Deliberante podría ser una buena señal para barajar y dar todo de nuevo honestamente. Solo falta ver el coraje político para lograrlo o todo seguirá igual.

Hoy los tiempos de las coimas no solo cambiaron y ya no soplan con tanta vehemencia en favor de ERSA. Solo resta esperar que los concejales oficialistas, ahora con mayoría propia, tengan el coraje.

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