Investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas -Conicet- advirtieron "niveles alarmantes" de contaminación por plásticos en las aguas del Paraná y en organismos vivos.
"Hemos encontrado -microplástico- en cantidades alarmantes", advirtió Martín Blettler, investigador adjunto del Conicet en el Instituto Nacional de Limnología (INALI, CONICET–Universidad Nacional del Litoral).
"En comparación con otros estudios internacionales, estamos superando todos los límites", subrayó.
El científico también dijo que en algunos lugares se ha encontrado contaminación en proporciones menores.
"Si bien la distribución es heterogénea, en algunos lugares hemos tenido que contar dos veces porque nos ha parecido inadmisible la cifra encontrada: en algunos sectores alcanza las 35.000 partículas por metro cuadrado", señaló.
Desde 2016, su grupo de investigación lleva adelante estudios que han arrojado resultados preocupantes.
Uno de los más alarmantes fue un alto índice de contaminación por plástico en los cursos de agua del Paraná, la Laguna Setúbal, cercana a la ciudad de Santa Fe y en cauces cercanos.
"Las botellas y otros residuos plásticos son extremadamente abundantes; sin embargo, como sociedad aún no vemos el problema en su total magnitud y no lo asociamos con lo que realmente significa", indicó.
"En la actualidad, lamentablemente no existe una tecnología que permita quitar esos microplásticos del ambiente. Con los residuos más grandes, podemos organizar campañas de limpieza o podemos evitar que ingresen nuevos residuos al río haciendo mejores tratamientos de los residuos sólidos. Pero el microplástico que está hoy no lo podemos sacar y vamos a tener que convivir él en los próximos años", dijo el investigador.
"Hemos encontrado evidencias de este material en peces, es decir que lo están ingiriendo. El principal efecto negativo de los plásticos en la salud de los peces es el bloqueo intestinal, la disminución de la reproducción y un debilitamiento general que los hace más vulnerables frente a los depredadores", sostuvo Blettler.
Y detalló que en el caso de los sábalos, el 100% de los ejemplares tenían estos elementos en sus organismo.
"Esta es una investigación en curso, pero es un dato significativo. Aún no tenemos estadísticas de otras especies", indicó.
Por otro lado, advirtió que la biota también puede sufrir potencialmente efectos tóxicos, cuyo alcance aún se desconoce, porque muchos plásticos liberan sustancias tóxicas, como plaguicidas y metales pesados.
"La contaminación por residuos plásticos es consecuencia del bajo costo de producción de productos plásticos descartables y de su consumo masivo. Por lo tanto hay aspectos sociales, culturales y económicos involucrados", observó Blattler.
Verónica García, al frente del programa marino de la Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA) coincide con el diagnóstico de los investigadores del Litoral.
"En los censos que realizamos, con otras 17 organizaciones, siempre los fragmentos de plásticos representan los residuos más importantes. Los plásticos que llegan a los cuerpos de aguas se originan en las ciudades y la cantidad va a estar relacionada con el tamaño poblacional y la gestión de residuos", señala.
"Los cuerpos de agua, como ríos y mares transportan y conectan otras localidades por eso creemos que es importante que haya una política nacional y que las municipalidades atiendan la problemática", dijo García.
"El problema es que no sólo producen daño a los seres vivos sino que también pueden transportar químicos e incluir diseminación de especies invasoras y patógenos, como la escherichia coli. Sabemos que estamos expuestos aunque todavía no sabemos cuáles son los efectos que puede tener en la salud humana", sostuvo la representante de la ONG.
En las playas bonaerenses los desperdicios que quedan en la vía pública llegan a las bocas de tormenta, viajan por los pluviales (conductos utilizados para desagotar el agua de lluvia donde hay asfalto) y terminan en las playas o directamente en el mar.
Aquellos de baja densidad (bolsas de plástico, tapa de botellas, sogas) flotan en la superficie mientras que los de alta densidad (telas, filtros de cigarrillos, sogas de nylon, botellas enteras, utensilios) terminan en el fondo.
"Aunque se está trabajando en desarrollar tecnología para limpiar el océano y recientemente descubrieron bacterias que degradan el plástico, la mejor estrategia es la entrada de basura plástica al mar. Países como Australia (número 100 en el ranking) por ejemplo, cuentan con dispositivos en las bocas de tormenta y en la terminación de los pluviales que retienen la basura sólida y evitan que llegue al mar, además de una sólida conciencia y educación ambiental", indicó García.