El monarca populista de buenos modales generoso con la del otro, camina al final manteniendo la linea de despilfarro que caracterizó a su gobierno durante los 8 años y por eso dispuso en las ultimas horas de 620 MILLONES de pesos para que banquemos el delirio de una muestra de arte en la capital.
Contrariamente al cambio de época cuyo resultado venimos viendo con más de medio país por debajo de la linea de pobreza, (Corrientes no está exenta de esa triste marca), justamente como consecuencia de ver al "estado ocupando lugares que nunca tendría que haber invadido". A las claras la "cultura" es uno de ellas.
Según lo que nos marca nuestra propia Constitución Nacional, el rol fundamental del estado es "cuidar la vida, la libertad y la propiedad de las personas" y nada tiene que hacer sin embargo dentro del ámbito de la "cultura".
Esta premisa no significa de ninguna manera que debemos estar en contra de "la cultura". Lo que está claro sí es que mientras el estado avanza, como en este caso, la sociedad se empobrece.
El decreto 714 con fecha 15 de abril del 2025 y publicado en el boletín oficial número 29239 transfirió del mate cocido de los chicos correntinos al instituto de cultura 620 MILLONES de pesos.
La lógica sostiene también que cuando una sociedad se empobrece, la cultura se empobrece. El ciudadano termina teniendo menos posibilidades para adquirir bienes, servicios, una entrada a un cine, a un teatro o a cualquier espectáculo que así lo desee.
Es tiempo sien embargo que la política empiece a ayudar realmente a sacar al país del pozo sumergido hace décadas que mantiene al individuo privatizado. Es el momento de darle libertad.
El estado nada tiene que ver con la cultura y no por una cuestión caprichosa o maliciosa.
Hoy los tiempos demandan que precisamos ciudadanos soberanos económicamente solventes y libres de acceder a los autores, a los músicos, a los teatros, a los cines o a cualquier espectáculo que se les ocurra por sí solos.
No precisamos un estado que dirija todo a un sector que siempre termina con alguna identificación política que acaba apoyando, por necesidad.