Lo que parece una “oportunidad” para todo aquel que persigue desde hace tanto su casa propia y formar su hogar. En realidad puede convertirse en un dolor de cabeza, fulminar la plata ahorrada y una impagable deuda a la inmobiliaria. 

La forma de pago, impuesta por la inmobiliaria, que exige a los 30 días posterior al remate la firma de la escritura, la hipoteca más 2 cuotas del costo del lote, más 2 cuotas de honorarios, es una gran pinza para que llegado el momento de la rotura de la cadena de pagos el comprador se quede con las manos vacías y sus ahorros esfumados. 

Si la cuota inicial por la compra del lote durante la subasta alcanzó 20 mil pesos (sobre la base de 14.250$), para el tercer año, teniendo en cuenta que el plazo de pago es a 10 años, el pago mensual de la cuota sería superior a 40 mil pesos.

Para el quinto año el pago de la cuota ascendería a la nada despreciable suma de 60 mil pesos. Para el sexto año, si el comprador fue pagando de forma “consecutiva”, la cuota del lote llegará a los 85 mil pesos.

Bajo el mismo cálculo que impuso la inmobiliaria, regir el pago de las cuotas según el índice de la Cámara Argentina de la Construcción que oscila entre el 28 y el 30% anual, para el séptimo año la cuota del lote ascendería a un valor superior a los CIEN MIL pesos.

La exigencia de la condición de pago de cuotas “consecutivas” significa que si el comprador dejó de pagar un mes su cuota, todo queda en la nada y pierde de plano el derecho sobre el lote que estaba pagando.

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