Faltando escasos tres meses para que asuma el nuevo intendente en la ciudad de Córdoba, Ramón Mestre (h) perdió y no pudo lograr su reelección, el monopolio ya presentó un procedimiento preventivo de crisis.
En el medio 300 trabajadores del volante y sus familias quedarán en la calle en la provincia mediterránea. En Corrientes el cuerpo de la UTA apareció ahogado sin entrar al agua y el olor impune es cada vez más fuerte.
El ministro de Trabajo cordobés Omar Sereno, en su momento aseguró que “el transporte público es un servicio público de mafias asociadas en el negocio con la mafia del Estado”, señalando al intendente Mestre como perteneciente a ella.
Al respecto, como intendente de la ciudad de Córdoba, Ramón Mestre hijo metió la mano profundamente en ese negocio mafioso. El actual jefe comunal de Cambiemos, le entregó a su íntimo amigo el correntino Juan Carlos Romero, el zar del transporte litoraleño y dueño del Grupo ERSA, el 75% de los corredores del transporte cordobés, a costa del desguace de las empresas locales.
A la par de que la gobernación del PJ, al mando del fallecido José Manuel de la Sota primero y Juan Schiaretti hoy, otorgaron al mismo grupo el negocio del transporte de pasajeros interurbano.
Y de yapa además, entre ambos partidos UCR y PJ, se repartieron el negocio mafioso de la recolección de basura. El costo laboral más importante de estos negocios mafiosos son los choferes.
Para adaptarla a nuestra provincia solo falta cambiar algunos nombres, porque el procedimiento de la asociación ilícita fue idéntica en todas las provincias donde pudo ingresar “la mafia del exitoso empresario”. En Corrientes inclusive ya se llevó puesto un Secretario General de la Unión Tranviara Automotor. Ahogado sin meterse al agua?
Desde que asumió Ramón Mestre hijo a la intendencia de Córdoba en 2011, el sistema se hundió en un acelerado proceso de cartelización. Porque si ha habido un eje en las políticas de transporte que este llevó a cabo, ha sido una notable concentración para una sola empresa, cuya relación se remonta a la intervención de la provincia de Corrientes por parte de Mestre padre.
Testaferros, concentración económica, acuerdos espurios, todo se forja de la mano del correntino Juan Carlos Romero, el dueño de la empresa ERSA, quien actualmente acapara las tres cuartas partes de las líneas de colectivos en Córdoba y en Corrientes.
Antes que Ramón Javier Mestre asumiera la intendencia de Córdoba Capital, Romero no tenía ningún negocio en esa ciudad. Ahora ha concentrado el 75% de los corredores del transporte urbano de pasajeros, y el 50% de la recolección de residuos.
Pero ese castillo de naipes, una vez perdida la elección, empezó más rápido que lento a desplomarse. El negociado ya no funciona sin un ”intendente amigo”. Es evidente que “el exitoso empresario” sin plata ni coima NO ES UN ZAR sino más bien un ladronzuelo cualquiera. RUBÉN SUÁREZ Q.E.P.D.