Ligeramente los Concejales acusaron al municipio de ”apremios y desequilibrios financieros”. Intentan tapar el propio desastre económico en el ámbito del Concejo Deliberante. Para colmo llega la temporada veraniega y “necesitan recaudar mas con las playas”.
La historia ya se repitió el año pasado. El Superior Tribunal de Justicia debió ordenar el caos al que el Cuerpo Delibernate con Carlos Romero y Bravo Bomplan pretendieron sumergir a la Villa Turística en plena temporada alta.
Pillos como famosos bandidos, los Concejales esperaron un año para “volver a acusar de los mismos cargos anteriores al intendente”, esta vez vez con la Resolución número 39 del año 2019.
Quedó al desnudo que los Concejales “inflaron sus presupuestos y se administraron de manera irregular“. El Intendente Osnaghi denunció además que “la proyección del presupuesto 2020 del Concejo Deliberante quedó inflado en más del 60 por ciento”.
En esta oportunidad los pillos que regentean el Concejo Deliberante, cual caja política sin fondo, esta vez se asignaron “más de 7 millones de pesos”, cuando en realidad les correspondía solo 5 millones 500 mil pesos.
Desde la llegada del intendente radical se descubrió además que el “Concejo Deliberante nunca presentó una planilla de haberes de los empleados y se sabe también que todos los Concejales perciben en forma casi escandalosa un sobresueldo ilegal”, que se contraponen claramente con los ingresos del municipio.
La maniobra delictiva de los Concejales consiste en suspender en sus funciones al intendente, hacerse cargo del municipio en plena temporada alta, “inflar los presupuestos, regular la tarifaria en perjuicio de los contribuyentes” y alcanzar así “alzarse con plata fresca escondida en el presupuesto.
Los Concejales hoy buscan “tapar el robo descarado” que cometieron cuando ya suspendieron al Intendente Osnaghi el año pasado y aprovecharon el proceso para llevarse un 1,5% del presupuesto para “proyectos comunitarios”, pero un año después se sabe nunca gestionaron ni rindieron cuenta.
