Al día de hoy es incalculable los millones que se robó del estado provincial cuando su fascismo comandaba los hilos de la provincia. Fue Gobernador y como no pudo ser reelecto pasó a la intendencia y desde allí ejecutó la dictadura más atroz de los últimos tiempos.

Fue el jefe de una banda, que peor que el kirchnerato, usó al estado para robar, saquear y quedarse con miles de millones en plata que debía ser destinada a obra pública. El que no estaba de acuerdo con sus formas, inmediatamente se convertía en enemigo.

Parte de los miembros poderosos que fueron su banda delictiva hoy no está con él. El más pesado, el Vasco Schaerer, permanece prófugo y aún hoy paga fortunas en Paraguay para tener impunidad en la hermana república.

Lucy Ortega, que supo ejecutar las bravuconadas con estoica soberbia y patoterismo, hace tiempo también abandonó a su viejo fiurer. El capanga de estancia sigue igual. Su vida, como en picada ahora, sigue siendo una única farsa.

Un chanta de saco y corbata que se cree rey, y aunque se rodee de “ilustres bien pagos“ es un landronzuelo rebuscado.

Hoy a aquel líder mesiánico de los 90´ le queda la soberbia, el atropello y una vida ENCERRADA pero de lujos cual jeque árabe. Sus “hábiles abogados“ lograron con suerte rebuscar en recovecos jurídicos un plafón para no devolver nada y gozar todo.

Hace tiempo el enano mitómano viene ocupando la plata que robó para pagar a sus abogados costosos que pudieron “enajenar todo, mostrar en los papeles una vida de mendigo y hasta lo declararon insolvente”. Pagó para seguir burlandose de sus comprovincianos.

Ahora ordenó ”juntar a todas sus espadas defensoras bien pagas con plata de todos”, para hacer creer un relato sobre ”una recomendación” de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

El condenado exgobernador raúl rolando romero feris alias tato, fiel a su legendaria costumbre de hacer sus deseos o romper todo, salió a insinuar la necesidad de “una intervención al Poder Judicial” porque los jueces no aceptan la interpretación que él y sus abogados hacen de una “recomendación”, no un fallo, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) al Gobierno argentino, en la que se considera excesiva su prisión preventiva en el año 1999 por lo que –asegura el organismo internacional– le correspondería “una reparación integral”, pero que no significa ni la suspensión de la sentencia unificada que cumple por cuatro causas por corrupción durante su destitución como intendente de la Capital y que quedaron firmes después de atravesar todas las instancias judiciales del país.

(El hombre juega con fuego. En realidad, siempre lo hizo. Así, en sus años de poder, llevó a la división a la sociedad correntina anticipándose en años al kirchnerismo que dividió al país entre “nosotros” y “ellos”. Desde hace años golpea puertas y despachos políticos ofreciendo todo tipo de acuerdos con tal de ser dejado en libertad, y no tiene empacho en decirlo públicamente, ni él ni sus abogados. Varias veces intentó correr a algunos con la vaina de “está arreglado con…”.
Es que el hombre no entiende aquello de la separación de poderes. Queda lejos de sus ideales, lo demostró cuando era gobernador, tiempos en los que creyó que la Legislatura y la Justicia eran simples apéndices de sus caprichos.
Claro, los tiempos cambiaron. Y tal vez no se actualizó, por eso no entiende que si cometió delitos cuando la sociedad le confió los fondos públicos, ahora debe pagar. Se quedó en sus tiempos, en aquellos en los que una vez le dijo al desaparecido Natalio Aides: “Si yo digo que los chanchos vuelan, usted mire para arriba”. Pero los chanchos nunca pasaron volando, ni entonces, ni ahora. AZ)

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