Atrás quedaron los tiempos de “armador” en ECO para el senador cordobés. Sus “ocupaciones de lleno” entorno a los floridos negocios por los esteros del Ibera hoy son un verdadero pasatiempo para no caer en la depresión de la nostalgia perdida.
Sus actitudes y comportamientos, con sabores amargos y dulces incluída traiciones, deslealtades y jugar al bueno y al malo según la conveniencia, sellaron hoy su destino de “mariscador” de los esteros. No pocos aseguran que “busca despegarse de Ricardo”.
Siendo Presidente de la UCR en toda la provincia eligió “comandar la zona de Concepción e influencias” y se hizo cargo “de diagramar las distintas jugadas” en las últimas elecciones a contramano del propio partido en el caso de Concepción. No le salió bien. Perdió. Pero no se hizo cargo. “Toa´ jatá´. Se hizo el ñembotag”.
En la última elección, donde finalmente coronó Valdes la Gobernación, hace un año Flinta tuvo a su cargo el comando electoral de Saladas, Tatacuá, Tabay, Santa Rosa, San Miguel y Concepción.
En la tierra del Sargento Cabral debía “jugar bien” para ganar la intendencia al pjkk Alterats. Perdió.
En Tatcuá respaldó al viejo cuatreto Simonin y también perdió.
En Tabay Juan Miguel Miño tampoco le permitió ganar al Senador Flinta.
En Santa Rosa Pedro Maidana jugó solo y casi no permitió la “intromisión” del senador y por eso retuvo la intendencia en la Capital del gladiolo.
En Concepción eligió a su “amigo personal” el turco Hechem, por encima de la propia UCR y también comió tierra al perder la intendencia en manos de los liberales.
De San Miguel salió airoso, aunque también jugó contra la UCR.
Flinta habrá tenido cosas buenas, pero no supo retirarse a tiempo y hoy solo se recuerdan sus inmediatos fracasos. Ahora la soberbia camina como un buey sin rastra y “se regodea contando los millones”, de turistas que llegan al Ibera. Igual seguirá comiendo.
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