La privilegiada a quien sus padres le pudieron festejar el cumpleaños dentro de un Museo, disfrazar osadamente el contexto histórico del lugar, y profanar los mudos testigos de nuestra rica historia, fue la hija del Director de Tesorería del Instituto de Cultura de la provincia quien además es el “propietario” del restaurant dentro del lugar.
Danilo Pirchi es actualmente Director de Tesorería del instituto de Cultura, quien además goza del privilegio de lucrar con el restaurant en el restaurado Museo de la conocida Casa Martínez ubicado por calle Quintana, entre La Rioja y Salta.
La Casa Martínez estuvo a punto de colapsar y el tiempo amenazó seriamente en borrar todo vestigio, pero se logró recuperar en base a una inversión millonaria del estado correntino que entendió el valor en juego.
Los cuadros (remarcado en rojo) son parte del patrimonio histórico propiedad del estado provincial y alguna vez estuvieron en el Museo de Bellas Artes como parte de la exposición permanente, aunque hoy terminan sus días como “adornos de un restaurante privado” en un lugar público propiedad de un funcionario público.
Otro detalle que podría ser en parte la explicación de la fortuna de Pirchi en “ganarse un restaurante privado en un lugar público” siendo funcionario público, es que las sillas negras alrededor de la mesa larga, habrían sido traídas de un conocido café de la calle Pellegrini y Salta.
No consta si Pirchi “ganó el lugar de lucrar con el restaurant” en base a una licitación o adjudicación directa o medió el “favor político” por el solo hecho de “pertenecer”. Tampoco se sabe si, en caso que fuera legal, rinde un alquiler por la explotación comercial de un lugar público de todos los correntinos.
En definitiva “él mismo oficia de contratador y contratado”. Función incompatible con los deberes de funcionario público hasta en la República Popular China. Pero Corrientes, se sabe, es republiqueta aparte y la Justicia por ahora la manejan con “panza llena”.
Las imágenes elocuentes muestran los preparativos para el cumpleaños y detallan “los tocados, los globos y las guirnaldas” apoyadas en las históricas urnas, cuyo peso y valor se mide en miles de años de antiguedad.
La vieja Casa Martínez estaba constituida por varias salas y habitaciones que originalmente a la hora de las refacciones el proyecto lo tomó para rescatarlas y ponerlas en valor histórico como un todo.
Las urnas que oficiaron de sostén de las guirnaldas de cumpleaños son piezas arqueológicas milenarias que la provincia tenía en el Gabinete de Investigaciones Antropológicas, hoy Casa Ibera, en la casona de las calles Pellegrini y Entre Ríos.
Hoy queda una sola habitación destinada al confinamiento de las urnas, otros objetos y reliquias del ayer. El resto, insólitamente, es explotado por el restaurante privado del actual Director de tesorería Danilo Prichi.
Debería resultar extraño que desde el Instituto de Cultura se “promocione” este tipo de emprendimientos, o cabe pensar entonces que no son más que “favores a amigos cercanos” con amplia capacidad de limpiar caminos escabrosos de la arquitectura financiera de lo público.
No está mal que se instrumente el mecanismo de concesión para sostener la gratuidad de la visita de espacios públicos, pero debería ser en plena seriedad y transparencia.
En el medio de los “negocios y negociados” se pisotea la historia. Se aplasta la memoria y se profana el presente vivo que solo hace caer las mi$erias al hueco de una conducta canalla. CAMBIAMOS?
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